
El ADICTO no entiende el valor de la vida porque no comprende ni registra el valor del tiempo.
¿Qué es la vida sino una sucesión de momentos?
La suma de un segundo, más otro segundo y el que sigue y así hasta terminar.
La suma de un minuto tras otro, un día tras otro y luego el que sigue y así hasta el final.
La suma de una semana tras otra, de un mes tras otro, de una año tras otro y luego el que sigue y así hasta morir.
Si la vida es entonces tiempo, sólo tiempo en sucesión y además tiene un límite inexorable, la muerte, la pregunta es:
1- ¿le damos al tiempo el valor que tiene como tal?
2- ¿utilizamos cada minuto, cada hora y cada día, concientes de lo valiosos que son?
Si la vida es tiempo, la pérdida de tiempo es entonces el mayor de los despilfarros.
El tiempo que no es utilizado con aprecio, es vida que se pierde y que no habrá de recuperarse jamás.
Las personas inmersas en una adicción o conducta compulsiva centran su atención y prácticamente toda su actividad en el consumo de una sustancia o en la práctica de un acto determinado y su reiteración.
La vida transcurre a su alrededor pero éstas personas no reaccionan casi con nada.
Si alguien duda acerca de la enfermedad, basta con contemplar este aspecto y será imposible discutir que sólo una enfermedad mental severa puede hacer que alguien deje correr el tiempo y pierda años de su vida, o su vida toda, como si ésta nada valiese.
Y eso es la ADICCIÓN: una enfermedad mental tipificada con exactitud en el DSM5 (es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría)
De manera que no se puede esperar que alguien que padece esta enfermedad tome una decisión acertada u oportuna. No tendrá ninguna chance de sanar si nadie en su entorno comprende lo que está ocurriendo. Y lo que ocurre es, nada menos, que está desperdiciando su tiempo, está perdiendo su vida.
En el caso del cáncer u otras enfermedades las personas en torno al enfermo que padece reaccionan de inmediato. No hay tiempo que perder, se debe actuar rápidamente, la enfermedad podría ser mortal.
En el caso de las personas que sufren adicción la reacción del entorno suele demorarse. Sin embargo es mortal y es mortal en el transcurso mismo del mal. Porque el ADICTO muere cada día, sin proyecto, sin esperanza, sin nada que lo anime. Su falta de registro del transcurrir del tiempo es extrema. No sabe que no vive, no conoce esa noticia.
Podríamos inferir que algo enfermo hay en el entorno, pero sería para otro párrafo.
Además, deberíamos reconocer que es muchísima la gente desordenada en esto de optimizar el uso del tiempo.
Casi no registramos como pérdida de tiempo aguardar quince, veinte o treinta minutos (a veces más) para ser atendidos por un médico, un abogado o esas consultas que a diario necesitamos evacuar.
Solemos esperar en colas para pagar cuentas, en colas para entrar al cine, en colas para abordar vuelos o micros, colas en la caja del supermercado. Esperamos en el Banco, en las Empresas de Servicios Públicos, esperamos para cobrar, para pagar, para comer, para bailar. Largas colas y salas de espera son los escenarios para la pérdida de un tiempo que nada ni nadie jamás nos devolverá.
Ese tiempo perdido, sumado y multiplicado alcanza una cifra escalofriante si pensamos en vida perdida.
Si una persona vive 70 años se puede calcular que unos 10 años se han esfumado esperando.
10 años que no nos dedicamos a nada, diez años sin ningún propósito, sin ninguna experiencia, alegría, proyecto, ni cuestión edificadora alguna.
No hace mucho fue sancionada una ley en la República Argentina que expresamente indica que la espera en un peaje no puede superar los 3”. Si el tiempo de espera es mayor la empresa debe levantar las barreras y dejar que los vehículos pasen gratuitamente.
Ese es un reconocimiento al valor del tiempo.
Pero en la mayoría de los casos en los que se espera no hay reconocimiento y mucho menos recompensa para aquel que debe esperar.
Está naturalizado que siempre hay que esperar, porque es así y punto. Sin demasiado análisis ni explicación.
El adicto deja pasar el tiempo, su vida se pierde en la conducta que lo tiene atrapado y no ve más allá, no visualiza nada más.
Aquellos que lo aman de verdad deberían tomar cartas en el asunto.
Sin más pérdida de tiempo. Sin esperar.
Mario Altieri DIRECTOR TAP
TAP TRATAMIENTO DE LAS ADICCONES EN LA PATAGONIA
Santa Cruz 680 Plottier NQN
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E-MAIL: [email protected]
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